<b>¡ATENCIÓN: LENGUAJE PROCAZ, EXPLÍCITO Y SIN CENSURA!</b>
Sobre aviso no hay engaño, señoras y señores, gracias por su atención y tolerancia.
Ustedes saben que en lo posible su servidor trata de usar un lenguaje lo más correcto posible; esto es, no solo en cuanto a las reglas gramaticales, sino en cuanto a tratar de resultar lo menos ofensivo posible. Parte del ejemplo paterno que sí asimile consiste en ello: para que mi padre entonara una grosería tenía que ocurrir algo de verdad fuera de lo común. Y parte de mi "descarriamiento personal" consistió en asimilar tales palabrotas como propias.
¡Ah que regañizas me tocaron aquellas veces que se me ocurrió soltar ajos y cebollas enfrente de mi padre! Y no sin razón, después de todo él (casi) nunca me dió ese ejemplo. En fin...
Es un hecho que las groserías han existido desde hace mucho, sin embargo en años anteriores la situación era muy diferente en cuanto a que los medios impresos -y más tarde los audiovisuales- permitieran la difusión del lenguaje "prohibido", ese mismo que escuchamos todos los días y en todas partes. Que tiempos aquellos cuando, en el díalogo final de "Lo que el viento se llevó" Vivian Leigh y Clark Gable intercambiaran lo siguiente:
-Pero Rett ¿que voy a hacer sin tí?
-Francamente querida ¡me importa un bledo!
...y la sociedad era lo suficientemente ¿ingenua, hipócrita? para escandalizarse por ello.
Hoy estamos en el otro extremo: con programas de tv del calibre de "Guerra de chistes", "Las lavanderas" y demás linduras, por no mencionar que ya ni siquiera en los noticiarios se toman la molestia de advertir al espectador que están a punto de escuchar tales palabras (ante la proyección de digamos "Las Ladys de Polanco") todo parece indicar que la presencia de las groserías llegó para quedarse...
...antes de que algún perspicaz watcher me considere mojigato (ahora resulta que con los dibujos que hago en mi blog, me escandaliza y da horror el lenguaje de estos programas), debo aclarar que a lo que me opongo es al abuso de las palabrotas. En el idioma, cada palabra tiene un significado (más allá de la polisemia) y por ello es que cada palabra ha de usarse en el momento preciso, ni más ni menos. No usar estas palabras es cerrar los ojos a una parte de la realidad, pero abusar de ellas sólo evidencia nuestra falta de vocabulario, y por ende, de criterio.
El punto es, para cada palabra y palabrota hay su momento.
En un capítulo de Los Simpsons, cuando Homero pasa todo el día gritando majaderías con cualquier pretexto, Marge lo hace prometer que cada vez que diga una grosería, pondrá monedas en un frasco:
-¿Y si me muerde el perro?
-Pagas Homero...
-¿Y si veo algo en el cielo?
-Pagas...
-¿Y si me pican las abejas?
-Mmj... pagas...
-¿Y cuando estemos... tu y yo...? ya sabes...
-Eh... ¡no, allí está bien!
(¡Mira nomás, tan decentita que se veía Marge, y resulta que le gusta el estilo "Talk dirty to me"!)
Asi que señores, no teman usar el lenguaje, sólo recuerden que hasta para estas palabras hay un significado y momento.
Ahora si, pasemos a lo bueno ¡ejemplos prácticos!
Ya sabemos lo estricta que era la vida en Esparta. El rigurosísimo entrenamiento militar dejaba poco espacio para los placeres mundanos, el sexo incluido. Las mujeres espartanas muy pocas veces le dejaban al marido disfrutar de la intimidad. Pues resulta que una ciudad vecina a Esparta era una ciudad llamada Buthza, donde ocurría lo contrario: aquella era una ciudad donde el desarrollo intelectual y artístico era mucho más importante que el físico. Y por lo tanto sus habitantes eran mucho más relajados y despreocupados en cuanto a las limitaciones espartanas. Sus mujeres eran especialmente despreocupadas -y saben a que me refiero-, así que sólo era cuestión de tiempo para que los varones espartanos se escaparan a Buthza en pos de una comprensiva dama, dispuesta a compartir aquello que la esposa por sistema le negaba.
Obviamente las esposas de Esparta acabaron por enterarse de las canitas al aire de sus maridos, pero tampoco llegaron a la guerra. Se conformaron con mirar mal a tan desinhibidas mujeres. Poco a poco la palabra Buthza se fue convirtiendo en todo un reproche. Cada vez que una oriunda de tal ciudad se apersonaba en Esparta, las lugareñas le gritaban ¡Buthza! con un tono de reclamo y a la vez de burla. Y sólo fue cuestión de más tiempo para que, con la expansión del Imperio Romano, la palabra buthza se fuera latinizando, hasta convertirse en... ajá, en Puta.
Si José de Maria Moliner (legendario filólogo) está en lo correcto, este es el origen de la palabra Puta.
Ahora bien, esta palabra ha sido usada por algunos de los más importantes escritores, en ejemplos tales:
Pablo Neruda -siempre aguerrido- declara al final de su "Testamento":
<i>(...)en fin, podemos existir,
aunque no acepten nuestras vidas
unos cuantos hijos de puta.</i>
Y Octavio Paz, declaraba en su no menos impresionante "Las Palabras":
<i>Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.</i>
Y que decir de Jaime Sabines, quien de plano pide "Canonicemos a las Putas" (un poco largo para copiarlo, mejor les doy el link http://blogs.larioja.com/pequena/2009/03/23/canonicemos-las-putas-poema-jaime-sabines/)
Cabe mencionar que en esta palabra hay división de género: la puta es aquella que vende sexo, pero un puto es otra cosa. Se aplica tanto en forma ofensiva al homosexual como para referirse en grado superlativo al hombre cobarde.
Ahora un poco de anatomía (¡chiiin!): el ser humano tiene pelo en todo el cuerpo, pero según donde crezca y su consistencia tiene nombre diferente: en la cabeza se llama cabello, arriba de los ojos son cejas, en los párpados se llaman pestañas, etc... ¿y como se llama el pelo que crece en los genitales? Lo crean o no, cada uno de estos cabellos se llama Pendejo. ¡En serio!
Aquí ocurre que hemos sustituido los pendejos por el genérico "vello púbico"... al menos en las mujeres se aplicó algo más poético: el vello femenino -ese que está de moda depilar- suele llamarse "Monte de Venus"... por otra parte, usamos "pendejo" para referirnos a la persona irremediablemente tonta, aquí no encontré la relación exacta entre el vello genital y la torpeza. En fin...
Y para un ejemplo anatómico aún más explícito, habría que equiparar el cuerpo del ser humano con el de otros mamíferos... a saber:
El humano tiene pies... el animal tiene patas...
el humano tiene vientre... el animal tiene panza...
el humano tiene espalda... el animal tiene lomo...
(¿adivinan a donde quiero llegar?)
el humano tiene rostro... los animales tienen jeta... (admitiendo que "jeta, jetón, estar de jeta" y demás se refieren a la persona con el gesto de disgusto por lo que sea...además "quedarse jetón" es quedarse dormido... en fin)
y si, el varón tiene pene... el macho animal tiene verga...
Ahí lo tienen. El sinónimo más procaz del pene sería anatómicamente correcto si lo aplicaramos únicamente en la Zoología, lo cual por supuesto no ocurre. Lo que si ocurrió es que el nombre original del fuete era vergajo (adivinen de que parte del toro estaba hecho), y en la España de los Reyes Católicos recibir un vergazo -es decir un golpe con el vergajo- era una de las más terribles humillaciones que un patrón pudiera inflingir a sus criados. Volviendo a los sinónimos del pene, si intentáramos desglosarlos nunca acabaríamos, lo cual solo habla de nuestro falocentrismo freudiano.
¿Qué tal? Incluso buscar el origen de semejantes palabras resulta interesante... pero ahora que ya lo saben ¡tienen prohibido usarlas!... no es cierto, simplemente habría que recordar que hasta para estas palabras hay un momento preciso.
<b>EL LIBRO: "Diario Íntimo de un Guacarroquer"</b> de Armando Vega Gil.- La vida y obra de un rocanrolero mexicano, representando en formá fársica eventos reales de la legendaria banda "Botellita de Jerez" a través de la ficticia "Maquinita de Pachuca", en una lectura por demás divertida y reveladora. Estas historias primero se publicaron en la no menos legendaria revista "La Mosca" y luego fueron compiladas en este ejemplar, cuya mayor característica es el tremendo uso de groserías que hace en sus páginas. Si creen que Polo Polo es grosero ¡esperen a leer esto! ¡Imagínense, tiene groserías que yo no conocía!
<b>EL DISCO: "¿Donde jugarán las niñas?"</b> de Molotov.- Con el título hacen parodia de un disco de Maná --título que a su vez los jaliscienses se robaron de un clásico de Cat Stevens- y basta con ver la portada para saber que estamos ante un trabajo donde la guarrez y el mal gusto se subliman en forma de música francamente irresistible... este tema todos lo conocemos, ni modo! http://www.goear.com/listen/01a4513/puto-molotov
<b>EL FILM: "Scarface"</b> de Brian de Palma.- Ya saben que Al Pacino es uno de mis favoritos, y con justa razón ¡el hombre hasta para sobreactuar es un genio! Aquí interpreta a Tony Montana, en una actualización de la figura de Al Capone, interpretando una de las más crudas visiones del crimen: el jefe de la Mafia. Pero hay algo más que quisiera destacar de esta película: el uso que hacen de la palabra FUCK!... simplemente es usada durante el film unas 235 veces ¡no exagero! Incluso su esposa -una jovencísima y preciosa Michelle Pfeiffer- le echa en cara "¿Que no te sabes otra palabra?"
<b>EL VIDEOJUEGO: "Conker´s Bad Fur Day"</b> para el N64.- De tan solo pensar que este juego estuvo a punto de convertirse en un <i>plataformer</i> más, es de no creerse el resultado. Un juego no demasiado difícil, pero donde lo más importante es el humor negro y la gran cantidad de sátiras aplicadas en el desarrollo del mismo. Acabó por convertirse en el primer juego "sólo para adultos" de Nintendo. Actualmente es más fácil hallar la versión para X-Box (Conker Live and reloaded), pero como sea la experiencia es igual de disfrutable.
Y pues hasta allí por el momento... por mi parte, no esperen un estallido de groserías en mis futuras publicaciones, pero cuando sea necesario, pues ya nos tocará soltar lenguaje alvaradeño. Una última observación: no es lo mismo ser grosero que alburero... pero ese será tema de otro journal.
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